Beata Pasta, el templo de la pasta fresca.
La tradición más divertida tiene cita en Beata Pasta Princesa, que llega para dar respuesta a la demanda social y llenar de gozo a esa comunidad de ‘fieles beatos’, que ya han caído rendidos a los encantos de este producto señero. Y es que un plato de pasta lo hace cualquiera, pero un plato de pasta fresca elaborado al momento, de manera casera, con una extraordinaria materia prima que encierra todo el sabor de Italia, y además a un precio asequible, solo es posible disfrutarlo en Beata Pasta. Si a ello se suma un ambiente extraordinario, con un staff cercano y alegre, la felicità está asegurada. Desde que abriese sus puertas el pasado diciembre su primer local en Madrid, Beata Pasta ha agitado el panorama gastronómico madrileño y se ha convertido en un lugar de peregrinación para los pasta lovers. El templo de la pasta fresca ha llegado para quedarse; disfrutar en la mesa en torno a un buen plato de pasta fresca es el plan, en mayúsculas, de todo foddie.
Gracias a la genialidad de Grupo Baldoria —liderado por Ciro Cristiano—, Madrid cuenta con un concepto único en la capital, un restaurante de monoproducto que ha sido pensado, cuidado y diseñado al milímetro, donde se unen el diseño y la gastronomía auténtica italiana. Como líder de ese movimiento foodie, Beata Pasta demuestra que es posible disfrutar de un plato de pasta fresca de máxima calidad a un precio asequible.
Este coqueto, divertido y elegante local tiene esta vez al color rosa como protagonista; una tonalidad que alude a la pasión y al amor que profesan por la pasta, por la restauración y por Madrid. Beata Pasta Princesa muestra la Italia más auténtica, esa que se alejada de cualquier cliché y apuesta por su versión más actual y fresca. En esta trattoria italiana 2.0 —una versión evolucionada y más moderna de la clásica tanto en imagen, como en decoración y atención al cliente—, las nonnas italianas ejercen de hilo conductor, desde que el cliente entra por la puerta, hasta que disfrutan en la mesa, pasando por la propuesta gastronómica. Son las genuinas creadoras de la pasta fresca y, por ello, razón de ser de la marca. Ellas están presentes en el obrador, corazón del restaurante y escaparate hacia la calle desde donde se puede ver cómo se hace la pasta —un guiño a esas abuelas de Bari que elaboran pasta en la puerta de sus casas a diario—; en la cocina, ya que los platos de Beata tienen como base esas elaboraciones de siempre que con tanto mimo, y muchas horas de dedicación, llevan haciendo desde años, y como novedad, en el recibidor de este pasta bar, son las que reciben a la clientela. ‘El rincón de la nonna’ es un espacio audiovisual donde a través de diversas televisiones de estilo vintage son ellas mismas las encargadas de enseñar las recetas más genuinas del país de la bota. Una oda a la italianidad.
Los amantes de la pasta fresca, y en general los amantes del buen vivir, ya tienen su casa, su catedral. La diversión en torno a la pasta fresca está servida en esta experiencia de disfrute sin complejos. Este restaurante de monoproducto lleva la autenticidad y la transparencia por bandera; los clientes pueden ver todo el proceso de creación de la pasta, desde su elaboración a partir de huevo y la harina hasta los ingredientes extras que se le añaden, pasando por la transformación ya en cocina. Beata Pasta Princesa cuenta con el tradicional obrador, una zona de bistró italiano, una zona de despensa donde podemos encontrar productos italianos —las mesas altas y bajas se alternan con una novedosa barra— y al fondo la cocina, 100 % abierta. Simone Attolini, chef ejecutivo del grupo, y Vito Politi, jefe de cocina de Beata Pasta Princesa, son parte indispensable de este proyecto. Como marca de la casa, llevan a cabo una propuesta gastronómica casera, de calidad y hecha al momento con una base de cocina tradicional, pero con un toque fresco y joven. El respeto y el culto al producto que profesan se percibe en su despensa, que combina una excelente materia prima del país transalpino —burrata de los hermanos ‘Cammarota’ de Puglia, harina de Amoruso, etc.— con la de pequeños productores de cercanía —por ejemplo, las verduras que emplean son de la huerta de Aranjuez (Madrid)—. Además, Beata Pasta Princesa otorga especial protagonismo en su cocina al producto de temporada, por lo que cuenta con una carta viva, muy vinculada a la estacionalidad y hecha por completo en casa —salvo el pan, de Panadariø—.
En su carta, se combinan los greatest hits de Beata Pasta —croqueta de cacio &tartufo, ‘Call me mama’ o ‘Pizzeta 50 top’— con una gran cantidad de novedades. Entre los entrantes, destacan ‘Burrata Putanesca’, ‘Crunchy Rome’—focaccia crujiente con porchcetta romana, salsa alioli, scamorza, grelos salteados y pimentón— o ‘La vita è (Straccia) bella’—corazón de burrata llegada de Puglia—. El bocado más refrescante viene de la mano de la ensalada, con su versión caprese y César. Sin embargo, la pasta fresca es la estrella de la carta, que se elabora a diario en el obrador y que se puede solicitar sin gluten. Los clientes pueden deleitarse con propuestas como ‘Basic-noFit’—espaguetis con salsa de tomate San Marzano, nieve de queso parmesano y albahaca fresca—; ‘Sicily dream’, ravioli alla norma con berenjenas, ricota salada, albahaca y tomate cherry; ‘Esparra- GO!’, con crema de espárragos de la huerta de Aranjuez, guanciale crujiente, crema de pecorino y yema cremosa marinada; ‘Gran Bologna’, raviolis rellenos de ricota y espinacas, con ragú a la boloñesa de tres carnes y crema de parmesano cherry; ‘Gnocchi alla Sorrentina’, una receta típica napolitana que se toma los domingos —gnocchi con salsa de tomate de San Marzano y scamorza ahumada, parmesano y albahaca—, o ‘Santa Lucia’s’, una sublime pasta con ragú de pulpitos a la luciana, acompañados de tomate San Marzano y perejil. Entre los postres, no falta el tiramisú y el helado de pistacho, que se unen al ‘Platanomisú’ —crumble de lotus, plátano, caramelo salado, crema de mascarpone, chocolate fundido y ralladura de naranja—, a la tarta de queso cremosa —con crema de gianduja y avellanas caramelizadas— y al sorprendente ‘Pistacho bomb!’, un choux relleno de helado de pistacho, frambuesas, coulis de frutos rojos y salsa de pistacho. En lo referente a la bebida, Beata Pasta Princesa propone tres cócteles: spritz clásico, beata sangría y limonada casera. Además de cerveza, también ofrece siete referencias de vinos italianos, cada uno de ellos elegido por el sumiller del grupo (Manuel Sorana) y acorde a la propuesta de pasta; el comensal puede elegir entre blancos, tintos, espumosos y rosados, que se ofrecen por copas y por botellas.
Los elementos más clásicos de elaboración de la pasta se unen a neones rosas, azulejos pintados, espejos, una tapicería colorista y a un sinfín de rincones instagrameables con los que soñar —incluidos los baños que son la puerta a otro universo mágico, donde la decoración rompe todo lo establecido hasta el momento—. Beata Pasta Princesa encierra la Italia actual, esa que goza y vive al máximo la generación Z y que hubieran deseado tener sus padres y abuelos; un mundo plagado de contraste donde la actualidad tiene mucho de las generaciones pasadas. El minimalismo italiano se conjuga con la elegancia abrumadora del color en este local.
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