Desde que Bichopalo arrancara su andadura con un diminuto puesto en el madrileño mercado de Barceló, no ha cesado de cosechar adeptos y avanzar en su ambiciosa proyección dentro del panorama gastronómico. Tras mudarse a un local más grande, en el barrio de Chamberí, para poder dar cabida a la creciente demanda, los hermanos Pozuelo, Daniel y Guillermo; han consolidado un modelo de negocio que además de cosechar una clientela fiel, que no deja de crecer, ha hecho florecer un gran numero de imitadores. Sin duda alguna, la mejor señal de que algo funciona.

La fórmula mágica del éxito de Daniel Pozuelo, radica en ofrecer una propuesta de alta cocina a precios democráticos. Un competitivo menú degustación que vive en constante evolución con el reto de sorprendernos y enamorarnos en cada visita.

Lo que en sus orígenes empezó con un menú degustación de seis pases por el módico precio de treinta y cinco euros, ha evolucionado y ahora consta de diez pases por tan solo cincuenta y ocho euros. Una propuesta gastronómica que continúa siendo sumamente competitiva y que plasma en cada pase los conocimientos que Daniel ha adquirido en cocinas de renombre como las de DSTAgE, Arzak o Alboroque.

En la actualidad, Bichopalo nos adentra en un agradable espacio recién reformado, para continuar avanzando en su búsqueda de la excelencia en todos los sentidos. Al frente del restaurante, Daniel en cocina y Guillermo en sala, nos deleitan con una inolvidable experiencia a precios contenidos que traspasa los limites de los puramente gastronómico. Nueve exquisitos pases en los que encontramos sabores del mundo en llamativas presentaciones a las que resulta imposible sacarle pegas. Pequeños grandes bocados de alta cocina que van cambiando para que podamos volver y probar siempre nuevas incorporaciones que están a la altura de los paladares más sibaritas.

El menú da comienzo con dos divertidos snacks, que toman forma en un riquísimo bao frito y una exótica Iwashi Gilda. De sus pases principales, posiblemente los más destacados son el sunomono tibio de níscalos y el atrevido kubak de manitas a la madrileña. Impresionantes elaboraciones que conquistan los sentidos y que nos sorprenden con la maestría de Daniel Pozuelo. La aventura siempre termina con un atrevido postre como es el caso del irresistible sésamo en texturas.

La carta de bebidas incluye referencias novedosas y diferentes sakes.

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