Lamonarracha, cocina japo-fusión que sorprende al primer bocado.

Begoña A. Novillo29/08/2024
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Lamonarracha es de esos lugares a los que gusta regresar una y otra vez. Y te preguntarás el ¿por qué?. Pues bien, en Lamonarracha encontramos un gran producto - artesano y seleccionado con mimo-, una bonita presentación, un estupendo servicio, especial atención a los detalles y una genial idea en torno a la cocina japonesa fusión.

Lo de respetar la materia prima aquí no es un tópico, es un compromiso real de calidad en cada ingrediente, que buscan que sea natural y lo más artesano posible. El pescado fresco, como el atún rojo salvaje, procede de pesca sostenible y el salmón es de aguas del Atlántico, caracterizado por su intenso color y sabor; la verdura llega directa desde pequeños proveedores de la huerta navarra; ¡y hasta la salsa de soja la elaboran a diario en cocina! De ahí que se definan como un ‘japonés de confianza’

Con todo esto, y con preparaciones bien desarrolladas por manos expertas, surgen recetas niponas con toques fusión que no hay que perderse, como el Bao artesanal de atún rojo salvaje con huevo de codorniz, la Tempura de langostino tigre "Lamonarracha", el original Carpaccio de dorada a dos temperaturas. Si saltamos de sección nos encontramos un chispeante Niguiri crujiente con tartar de atún rojo y cecina de León, una mezcla que hace explotar las papilas gustativas, o el llamativo sushi de Dorada con pesto de aceituna negra y mermelada de melocotón.

Un toque dulce tiene también el Nigiri de foie con frambuesa, y hay, por supuesto, apartado específico de postres, con una Tarta cremosa de queso artesanal o su Torrija casera de pan brioche, reposada durante 24 h en chocolate blanco. Y para acompañar, refrescos, cervezas nacionales o japonesas; una corta pero bien escogida carta de vinos nacionales; combinados de ginebra, ron, vermut, sake … -muchos de ellos con opción de ‘medias copas’- y una interesante propuesta de cócteles clásicos con toque japonés, como el Tinto de verano, que aquí lleva sorbete de yuzu, el Japanese Spritz o su versión del Sex at Mona´s.

La estética es impecable en cada uno de sus restaurantes (disponen de 4), empleando materiales como el papel pintado de la casa Missoni que además sirve de hilo conductor en todos sus espacios, madera, iluminación tenue, y una icónica Mona presente en diferentes formatos así como su vajilla, completan una experiencia que siempre apetece repetir. Además de ser una firma rebosante de personalidad, tiene un rincón dedicado al arte en sus locales.

Cada dirección está decorada con cuadros o esculturas, piezas exclusivas de diferentes autores, que además de acompañar a los comensales, están a la venta; y amenizadas a ritmo de los 80 y 90, porque la música es otra de las señas de identidad de la firma. Playlist divertidas, con un aire nostálgico que envuelve el ambiente en cada servicio y hacen viajar al comensal a sus recuerdos mientras el paladar vuela.

La verdad es que Lamonarracha es ese lugar donde poder compartir y departir con amigos, familia, pareja o familia una divertida experiencia gastro que estoy segura, repetirás.

lamonarracha.com